Uno de esos días en que uno tiene ganas de cambiar de domicilio para instalarse en un presente más amable porque a veces la vida es injusta, y te secuestra un invierno áspero y el porvenir es sólo un niño mal vestido al que hace falta sólo un gesto para cambiar de traje, justo ese gesto que hoy soy incapaz de encontrar.
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