Cuando nos enamoramos por
primera vez todos creemos que será para siempre. En algún momento
llegamos a la conclusión de que las cosas han cambiado. Las ilusiones
comenzaron a desgastarse, las promesas pusieron pretextos y las metas no
se veían ni a lo lejos. Algo falta, o mejor dicho, alguien sobra.
Despertar a la realidad no es cosa sencilla, tampoco lo es cerrar el cuento de hadas, ni abrir la mente para analizar fríamente lo que sucede y ver las fallas propias, la indiferencia, lo imperdonable, lo imposible de reconstruir y las migajas que quedaron.
Pensar que algo pudo ser y no fue.
Casi fue pero no pudimos.
Pudimos pero no quisimos.
Pero no.
Despertar a la realidad no es cosa sencilla, tampoco lo es cerrar el cuento de hadas, ni abrir la mente para analizar fríamente lo que sucede y ver las fallas propias, la indiferencia, lo imperdonable, lo imposible de reconstruir y las migajas que quedaron.
Pensar que algo pudo ser y no fue.
Casi fue pero no pudimos.
Pudimos pero no quisimos.
Pero no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario