sábado, 1 de marzo de 2014

¡Maldito!







¡No era verdad, no me había echado de menos! ¡El muy maldito, no me había echado de menos! Porque si en verdad hubiese pensado en mi aunque solo fuera una vez, por un segundo, eso hubiese bastado para que comprendiera que yo lo necesitaba.



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