sábado, 27 de junio de 2015

Mi pasión, mi vicio, mi adicción...









Si preguntan qué significa en mi vida, lo compararía con el mar. Mi hombre es como la marea, llega a mi playa, arrasa con todo y a veces se va. Él no es perfecto, tampoco es lo que yo soñé, sobre todo por su lejanía, ni rastro de lo que anhele tener tan cerca. Pero en la vida de las mariposas como yo, llegan melodías que nos llaman la atención y un día cuando yo más sola me sentía, esa melodía entre abrió mis alas y dejó resplandecer mi candor.

Y yo en sus manos aprendí a volar, y descubrí un mundo lleno de ilusiones. Sentimientos que se hacen trizas cuando el alza su voz con fervor, porque la mariposa ha errado y en el camino tropezó. Pero no tengo la culpa de que todos me señalen como la princesa que va caminando dormida sin nada importarle, solo por querer creer un poco en el amor.

Corro entre valles de oscuridades y él sonríe y resplandecen todos los rincones inhabitables... Su mirada me eleva al cielo como en un túnel de estruendos y rayos, y las estrellas nos alumbran en las noches más tiernas de nuestras humedades. Y soy su mujer, porque así lo quiero, porque lo deseo, porque con él me siento viva... Que nadie juzgue a esta mariposa herida que solo busca el sentido de la vida para poder vivirla.

Y si me equivoco una vez más... Quien entonces me hará soñar, quizás sea él, o tal vez otro más... A quien le importa si la vida es como un juego de az
ar, hoy escribo yo y mañana otra lo hará. Hoy llora é yo y pasado lo hará él... Porque el amor es un sentimiento tan complejo que a veces se nos va la vida tratándolo de entender.

Si lo amo, yo no lo sé... Tal vez es un capricho de mí aun inmadurez. Tal vez sea yo la que al final salga lastimada como muchos suelen pensar, pero acaso no me han lastimado antes quienes por buenos se hacen pasar... Que nadie juzgue lo que siento, lo que vivo, lo que digo o lo que escribo. Él es mi dolor, es mi pasión, es mi vicio, mi adicción.

Nunca sabría que hubiera sido de mí si él no me hubiera abierto las alas... quizás hubiera sido la más feliz, o el alma en pena reflejada en un triste poema. Ya no queda más que decir, se agotaron las palabras, aunque el corazón quiera seguir escribiendo con sangre sus lamentos...
Sólo me resta decir, que difícil es mantener el equilibrio cuando se vive dentro de una pasión...




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